Aeropuertos...

No me gustan los aeropuertos. Me provocan esa sensación de estar no se sabe donde, con miles y miles de personas que nunca volverás a ver y a quien le importa quienes son o quien eres. Estoy en el aeropuerto de Lima el cual me ha impresionado mucho. Tengo que esperar dos largas horas y la última vez que lo visité no recuerdo haberlo visto tan amigable. Ahora está mucho más moderno, con tiendas piki y toda la cosa. Hasta me dieron un café (que sabe a petróleo por cierto), pero igual la cortesía cuenta.
Más tarde voy a comentar este viaje imprevisto.
Por el momento me quería desahogar porque estoy solita y aquí nadie tiene cara amistosa... jeje.
Ah! y el tipo de la caja ya me está haciendo señas para que me apresure... ni modo!